El dilema de vivir 

     Cuando se trata de nuestra existencia, no solemos hacernos preguntas que vayan contra todo el razonamiento. Sí, puede haber curiosidad, pero cuestionar los fundamentos de nuestra mera realidad no es común. Sin embargo, me parece que es necesario. Cuestionar la realidad física en la que vivimos y preocuparnos por la naturaleza y el entorno. No estamos solos en el planeta, aceptar la realidad espacial en la que vivimos y sanar nuestra mente para encontrar esas respuestas que están a simple vista, pero camufladas, es una práctica que debe ser uso y costumbre. Ya que nos ayuda a reconectar con nuestras raíces y trabajar en un mejor futuro.

      La naturaleza está a todo nuestro alrededor, la naturaleza es del lugar en que vivimos, del que vinimos. Y aunque en nuestros inicios fuimos muy conectados con ella. Los tiempos han cambiado y ya ella pasa en segundo plano. Con la evolución de nuestro vivir y estilo de vida, cada vez tomamos más de las manos de la naturaleza. Muchas veces no sé la manera correcta y por eso es importante meditar para caer en cuentos del daño que creamos en ella. 

     Pensar en si hay algo en la nada, o que exactamente es ese algo, es un proceso que parece estúpido a primera instancia. Nosotros decidimos cuál es nuestro orden y realidad, no es normal ir tras esas preguntas hipotéticas, porque tenemos mejores cosas que hacer. ¿Pero realmente las tenemos? La espiritualidad y meditación propias son un concepto que se ha perdido, pero debemos revisitar, para entender cómo nuestro paso en el mundo afecta y ayudarnos a nuestra paz mental. Si queremos conservar nuestra realidad cultural, tenemos que cuestionar los límites que tiene, y replantearlos, para lograr la evolución y conservación de nuestra especie. 

La película Baraka ayuda a ejemplificarlo, y usarla como centro es un buen ejercicio para anclar los temas a una narrativa más grande. No hay verdaderamente una respuesta o camino en la vida, nosotros estamos aquí porque todas las circunstancias necesarias fueron creadas. Y el balance que lo mantiene aquí es delicado; lo único que tenemos seguro es esto: vinimos de la tierra; y nuestro futuro depende de nosotros. Depende de cuánto nos preocupemos por mostrar la realidad y qué hagamos para desafiarla