Yas Marina
El diseño tiene dos facetas. La espacial y la física o material: al llevar cosas al sistema material nos encontramos con obstáculos no pensados y que debemos trabajar al rededor para llevarlas a cabo. Es interesante como el tiempo y el dinero influyen en la construcción de un espacio, como lo es en el caso del hotel Yas marina
El complejo Yas Marina en Abu Dhabi es un ejemplo notable de cómo el dinero impulsa proyectos. El país busca hacer una declaración poderosa a través de la construcción del hotel y la llegada de la Fórmula 1. Quieren demostrar al mundo su capacidad y grandeza, posicionándose al nivel de las naciones más desarrolladas. En este contexto, la arquitectura se convierte en un instrumento de comunicación política y poder. Este enfoque resalta la ambición de los Emiratos por redefinir su imagen en el escenario global.
Es fascinante observar cómo este proyecto se ejecutó en un tiempo récord de dos años, lo que requirió enormes esfuerzos y recursos. Si no estuviera destinado a clientes privilegiados, podríamos cuestionar si se habría completado en ese plazo o si habría llegado a materializarse. Esto revela el aspecto más superficial de la profesión: a menudo, no construimos para la sociedad, sino para el poder, sin considerar las implicaciones.
El diseño arquitectónico no solo refleja la creatividad y la funcionalidad, sino también las dinámicas de poder y economía que lo sustentan. El caso del Yas Marina es un claro ejemplo de cómo el tiempo y el dinero pueden transformar visiones ambiciosas en realidades palpables, pero también pone de relieve las tensiones entre las necesidades de la sociedad y las prioridades de quienes detentan el poder. A través de esta obra, se evidencia que la arquitectura puede ser un vehículo para la declaración de identidad y estatus de un país, aunque a menudo a expensas de un enfoque más inclusivo y socialmente responsable.
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